3.1 Isoflavonas Y Cáncer De Mama


3.1        Isoflavonas Y Cáncer De Mama

Hasta hace muy poco, los países orientales como Japón, Corea, China, etc. Presentaban incidencias bajísimas de cáncer de mama, de próstata y colorrectal. El consumo de soja y productos de la soja en estos países es muy alto, constituyendo en muchos casos parte esencial de la dieta. No obstante el número de casos va aumentando progresivamente, conforme se van introduciendo nuevos hábitos dietéticos. Tradicionalmente la dieta en estos países es muy baja en grasas y en carnes rojas, y muy abundante en pescado, verduras y cereales. Todos estos factores están relacionados independientemente con una disminución del riesgo de cáncer, pero los estudios demuestran que el elevado consumo de soja puede jugar un papel preponderante sobre los demás, dado que la concentración de isoflavonas en la orina de estas personas (al igual que ocurre con los vegetarianos) es muy elevada comparada con los niveles presentes en personas no vegetarianas que viven en países occidentales.



Conversion por las backterias intestinales de lignanos vegetales en lignanos benefisiosos  para la salud del hombre

Los estudios experimentales hechos con animales, sin embargo, no se ha confirmado este papel protector de las isoflavonas, e incluso en algunos estudios, fitoestrógenos como la genisteína parece tener un cierto efecto estimulador sobre cáncer de mama experimentalmente inducido. Los estudios realizados con cultivos de líneas celulares de cáncer de mama parecen confirmar este papel estimulatorio, pero sólo a dosis bajas, comportándose como inhibidores a dosis elevadas. No obstante estos estudios son poco extrapolables a las condiciones que se encuentran en el organismo completo.

Los estudios epidemiológicos, por su parte parecen indicar que el consumo de isoflavonas (consumo de productos de soja) efectivamente tienen un papel protector del cáncer de mama, pero sólo si son consumidos desde antes y sobre todo durante la pubertad. Estudios hechos en mujeres asiáticas emigradas a Estados Unidos indican que esta protección se pierde, solamente a partir de la 2ª generación, lo que sugería que el papel protector se produce sólo cuando existe una exposición temprana al agente protector específico.

El papel protector del consumo de soja después de la pubertad tendría un papel protector mucho menor o inexistente. Los estudios realizados no permiten obtener ninguna evidencia convincente de que el consumo de isoflavonas de la soja durante la vida adulta tenga ningún efecto protector contra el cáncer de mama, e incluso podría decirse, en el sentido estricto (dado que se trata de compuestos con acción estrogénica débil), que no puede excluirse completamente la posibilidad de que tengan efectos negativos sobre la mama (si bien los estudios epidemiológicos contradicen esta última opción). No obstante, sí que está comprobado que el consumo moderado de productos de soja de forma continua durante la vida tiene otros numerosos efectos beneficiosos para el organismo: sistema cardiovascular y metabolismo óseo principalmente.