6. Conclusiones


6.    Conclusiones

Los descubrimientos de oncogenes humanos y la identificación de sus papeles en la patogenicidad del cáncer ha despertado el interés de muchos grupos investigadores, empujando a la interferencia de la desregulación de las vías de transducción de señales. Los oncogenes son versiones alteradas de proteínas normales. Sin embargo, la redundancia de señales de los procesos críticos de control de la fisiología celular puede llevar al bloqueo de las vías alteradas con efectos deletéreos en la mayoría de los organismos (Hernández-Alcoceba y col., 1999). Como consecuencia de ello, también se ha puesto especial cuidado en seguir con la búsqueda de nuevas dianas, con el fin de desarrollar agentes anticancerígenos, un tópico, mayor si cabe, en la investigación oncológica.

Los nuevos agentes antitumorales diseñados parecen ser cada vez más específicos y mucho menos tóxicos que las drogas citotóxicas usadas en quimioterapia convencional. Por ahora, los inhibidores de la enzima farnesiltransferasa, los cuales inhiben las funciones de las proteínas Ras o inhibidores específicos de la tirosina quinasa, son capaces de promover una regresión de ciertos tipos de tumores en ratón (Hernández-Alcoceba y col., 1999). Muchas son las evidencias que apuntan a que las vías de señalización de Ras y la generación de segundos mensajeros derivados de fosfolípidos son muy importantes (Carnero y col., 1994; Carnero y col., 1994; Lacal y col., 1987; del Peso y col., 1996; del Peso y col., 1997). PC ha sido un claro ejemplo de estas moléculas, incluyendo también DAG, PA, y LPA. Además, hemos propuesto que PCho, generado a partir de la fosforilación de colina por la enzima ChoK, también puede participar en rutas mitogénicas y se ha demostrado que la actividad de esta enzima está modificada por oncogenes como ras, src, mos, y raf (Lacal y col., 1990; Hernández-Alcoceba y col., 1997). Esto está en concordancia con hallazgos encontrados por muchos grupos, que han confirmado la activación de la ChoK por oncogenes ras y raf, indicando una elevación específica de los niveles de PCho asociados a la tranformación maligna (Bhakoo y col., 1996). Esto es muy importante en clínica, ya que el hecho de identificar elevados niveles de PCho en diversos tipos de tumores tiene un alto valor diagnóstico.

Se ha demostrado recientemente que ChoK está sobrexpresado en el 17% de los carcinomas de mama humanos y su actividad incrementa hasta el 38,5% de los tumores analizados. Por tanto, se puede establecer una relación entre la actividad ChoK y el cáncer, al menos en algunos tumores humanos (Ramírez de Molina y col., 2002).

Todos estos resultados muestran que la inhibición de ChoK constituye una nueva estrategia antitumoral que puede ser potencialmente usada en clínica, tanto en carcinogénesis independientemente de ras como dependiente de ras. Además, la inhibición de la ChoK puede proporcionar una nueva estrategia para el desarrollo de nuevas familias de drogas antitumorales. Estos resultados preliminares son prometedores, y la base para desarrollar un programa más profundo de nuevos inhibidores ChoK que puedan ser llevados a la clínica para el tratamiento del cáncer (Hernández-Alcoceba y col., 1999).

Resumiendo, se ha identificado una nueva diana para el tratamiento del cáncer y hay muchas esperanzas puestas en que el diseño de nuevas moléculas, así como la búsqueda de nuevas entidades químicas capaces de inhibir la ChoK, comiencen a ser útil en clínica para curar, al menos, algunos tipos de cáncer. De manera que, todas estas transformaciones son la base a partir de la cual se empieza a considerar la enzima ChoK como una nueva diana para el desarrollo de nuevos agentes antitumorales (Hernández-Alcoceba y col., 1999).