8. Diagnóstico

8.    Diagnóstico

El diagnóstico de la enfermedad vesical ha de incluir siempre una cuidadosa anamnesis y exploración física. La Urografía intravenosa nos permite la visualización de todo el tracto urinario superior, aspecto este de suma importancia por el carácter multicéntricos de estos tumores. Efectivamente todo el tracto urotelial está en contacto con los carcinógenos vehiculizados por la orina. La imagen radiológica mas frecuente es un defecto de repleción en la vejiga. La cistoscopia nos permite observar la morfología, distribución, topografía y extensión del tumor en la vejiga. Además la cistoscopia suele incluir la toma de muestra histológica mediante resección transuretral (RTU) que puede ser diagnóstica y en caso de tumores superficiales, también terapéutica así como la realización de la palpación bimanual bajo anestesia, que nos permite conocer las características de la tumoración en su relación con la vejiga y los órganos adyacentes. El papel de la citología urinaria es controvertido. Entre los estudios realizados para definir la extensión de la enfermedad se encuentra el TAC abdomino-pélvico, que nos permitirá conocer la relación del tumor con otros órganos pélvicos, la presencia de adenopatías patológicas o metástasis hepáticas y la radiografía de tórax. La gammagrafía ósea se realizará en caso de sospecha de diseminación tumoral.