1. Introducción


1.    Introducción

Está bien establecida la importancia de los estrógenos como estimulantes de la proliferación epitelial y el crecimiento de la glándula mamaria, así como su papel como promotores del cáncer de mama. El ovario y las glándulas suprarrenales producen una cantidad relativamente elevada de andrógenos que, al igual que los estrógenos, tienen gran influencia sobre muchos órganos y funciones fisiológicas femeninas (eje hipotálamo-pituitaria-ovario, glándula mamaria, útero, hueso, sistema cardiocirculatorio, etc…). Gran cantidad de evidencias, tanto clínicas como experimentales, sugieren que los andrógenos actúan contrarrestando los efectos estrogénicos a nivel de la glándula mamaria. El epitelio mamario posee tanto receptores de estrógenos (RE) como de andrógenos (RA), lo que sugiere que los efectos de ambas hormonas pueden estar integrados a nivel de la célula epitelial mamaria.

En los últimos años se han descrito numerosos síntomas y efectos adversos asociados con el desbalance de la relación estrógenos-andrógenos. Por un lado la disminución de los niveles de andrógenos en la mujer, con predominio de la influencia estrogénica, ha sido relacionada con la aparición de numerosos efectos adversos, entre los que ocupa un papel destacado el aumento de la incidencia de tumores ginecológicos. En el extremo contrario, encontramos diversas situaciones en las que el desbalance favorece a los andrógenos, alcanzándose niveles supranormales de andrógenos (terapia hormonal sustitutiva, trans-sexualidad femenina a masculina, entre otras). Estos elevados niveles de andrógenos también han sido correlacionados con la aparición de efectos adversos sobre el sistema reproductivo femenino, incluyendo el crecimiento anormal y la posible tumorigenicidad.

En este capítulo tratamos de poner al día el conocimiento actual sobre la relación existente entre los niveles de andrógenos y el desarrollo del cáncer de mama y otros tumores ginecológicos.